lunes, 28 de marzo de 2011

Falleció el teólogo José Comblin, pionero de la teologia de la liberación



El pasado 27 de marzo falleció en la ciudad de Simoes Filho el teólogo José Comblin. Nacido en Bruselas en 1923, Comblin obtuvo su doctorado en teología en la Universidad Católica de Lovaina en 1953. Cinco años después se radicó en América Latina residiendo en distintos períodos en Brasil, Chile y Ecuador. Fue uno de los pioneros de la teología de la liberación produciendo textos importantes en los cuales siempre formulaba severas críticas a los regímenes dictatoriales en América Latina, en especial a la tesis de la “Seguridad nacional” que justificaba las dictaduras.
Entre sus muchas obras podemos mencionar:
La resurrección de Jesucristo (1962)
José, el clamor de los oprimidos, el clamor de Jesús (1986)
Vocación a la libertad (1999)
Neoliberalismo, Ideología dominante en el cambio de siglo (2002)
Jesús de Nazaret (1974)
En una entrevista que le realizaron en 2008, Comblin expresaba su esperanza en estos términos:
“La nueva sociedad que predomina en Occidente y se expande por el mundo entero no va a desaparecer. Un día los cristianos reconocerán que es inútil esperar la muerte de esta sociedad. La Iglesia va a tener que reconocer sus valores y entrar en diálogo.” (“Conversaciones con José Comblin, Iglesia viva). Desde esta página, nuestro recuerdo agradecido a la obra que Comblin nos ha dejado como legado, y nuestro deseo de que su esperanza pueda materializarse en un futuro cercano.

jueves, 17 de marzo de 2011

¿La catástrofe de Japón es el Apocalipsis?





La terrible catástrofe sufrida hace pocos días atrás en Japón, terremoto y tsunami, ha suscitado las más diversas hipótesis e interpretaciones. Desde Europa se dijo que esto era el Apocalipsis? ¿Será así? Es bueno que recordemos algunos conceptos clave en torno al término Apocalipsis y sus relaciones con adjetivos como “apocalíptico”. Etimológicamente, este término griego significa “revelación”, es decir, “correr un velo que oculta una realidad”. La literatura apocalíptica surge en el judaísmo intertestamentario (alrededor de dos siglos a. C.) en tiempos de persecución y abunda en imágenes y símbolos cifrados, que no pueden ser fácilmente interpretados por los no iniciados en ese lenguaje. En la Biblia hay dos libros apocalípticos, el de Daniel y el denominado, precisamente: “Apocalipsis de Juan”. En ambos hay abundante mención de números, bestias, batallas, dragones, copas de ira, fuego, azufre y elementos mitológicos que evocan, de alguna manera, la milenaria batalla entre el Bien y el Mal. El Apocalipsis bíblico comienza con las palabras: “Esta es la revelación (Apocalipsis) de Jesucristo que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder… ” (Ap. 1.1 NVI). De modo que, a partir de este dato inicial, podemos pensar que el Apocalipsis no es tanto mostrar cómo será el fin del mundo, sino la revelación del Cristo victorioso sobre las fuerzas del mal, llámense “dragón”, “serpiente antigua”, “satanás” o “falso profeta”. Es fácil entender, sin embargo, que como el Apocalipsis en muchos de sus tramos presenta la lucha entre el Bien y el Mal, con derramamiento de sangre y muerte, “siete copas de ira” y siete “plagas”, lo apocalíptico se haya asociado casi exclusivamente a muerte, guerra, terror y fin del mundo. Pero en todo caso y, más allá de los elementos predictivos que el Apocalipsis contenga, una cosa es cierta: sus primeros destinatarios experimentaban una cruel persecución y muerte por parte del Imperio Romano (denominado en el libro como “Babilonia”) y el mensaje del libro era animar a los cristianos y cristianas que eran perseguidos por el sistema. Ese era su mensaje y su propósito primigenio. Sus lecturas, por supuesto, son de las más variadas y cubren un amplio abanico entre lo rigurosamente histórico hasta lo meramente simbólico.
Que hay un fin del mundo no hay duda alguna a partir de los datos de la Biblia. Pero nunca sabemos cuándo y cómo será exactamente ese fin. Sólo tenemos algún dato que nos dice que “los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.” (2 Pedro 3.10). Por lo tanto, a lo que se nos insta es a vivir bajo la perspectiva de la venida gloriosa de Jesucristo que inaugurará el nuevo mundo conocido como “Reino de Dios”. Los acontecimientos como terremotos, tsunami, temblores y fenómenos análogos, muestran la fragilidad de nuestro mundo y, por ende, de nosotros mismos. Deben suscitar la oración y la acción a favor de sus víctimas antes que especular si esto es el Apocalipsis bíblico.

Alberto F. Roldán
Ramos Mejía, 17 de marzo de 2011

Obama visitará la tumba del mártir Arnulfo Romero en El Salvador



La noticia ha sido difundida por la agencia ALC y, en sus tramos centrales, indica que
el presidente de Estados Unidos Barack Obama visitará tumba del pastor y mártir Oscar Arnulfo Romero, durante su visita a El Salvador entre los días 22 y 23 de marzo próximo.
El presidente Obama sería el segundo mandatario extranjero que "presenta sus respetos" a Romero, luego que el año pasado lo hizo el entonces presidente brasileño, Luis Ignacio Lula Da Silva.
El próximo 24 de marzo se cumple el aniversarios 31 del martirio del arzobispo Romero, quien fuera asesinado por un Escuadrón de la Muerte, mientras celebraba misa en la capilla de un hospital de enfermos terminales. Romero es considerado un icono salvadoreño, defensor de los derechos humanos y de los sectores empobrecidos.
El obispo Arnulfo Romero fue ordenado al sacerdocio católico en 1942 y consagrado obispo en 1970. El teólogo reformado Jürgen Moltmann exalta la figura de Romero como un mártir moderno por la causa de Jesús y de los pobres. Hasta sus 59 años, Romero fue un clérigo conservador pero el 12 de marzo de 1977, cuando fue asesinado el primer sacerdote en El Salvador, Romero experimentó una conversión en el sentido de la relación entre la persecución y la Iglesia y la opresión del pueblo. Por eso, “se mezcló con el pueblo” y se convirtió en “obispo del pueblo”. Dice Moltmann:
“En el gemido y el grito de los pobres Romero oía el Evangelio del venidero Reino de Dios. Él fue “evangelizado” por los pobres. La catedral de San Salvador se transformó en un lugar de liturgia y de huelga de hambre, un hospital para los heridos y despedida de tantos muertos del pueblo. Apoyó a las “organizaciones populares” de los trabajadores rurales, de los agricultores y los operarios. Veía en el “proyecto popular” una solución de los problemas de su país. Y con ello entró en conflicto político. El arzobispo Romero fue fusilado delante del altar de su iglesia, durante la misa, por un asesino contratado.” (O Caminho de Jesus Cristo, Petrópolis: Vozes, 1993, p. 275. La terrible escena puede verse en el film Romero). La próxima visita del presidente Obama a la tumba de este moderno mártir cristiano es todo un símbolo de reconocimiento a la figura de un cristiano que se jugó por el Reino de Dios y su justicia en un mundo signado por las desigualdades y la marginación.


Alberto F. Roldán
Ramos Mejía, 17 de marzo de 2011